
El ámbito agroalimentario representa el primer sector económico de Cataluña, con un volumen de negocio de más de 38.200 millones de euros y más de 163.300 trabajadores, según datos del año 2021 de Prodeca, la agencia de la Generalitat encargada de su promoción.
En la última década, las exportaciones se han incrementado un 45% en volumen y un 65% en valor, llevando los productos catalanes a más de 200 países. Además, todavía tiene un gran potencial para continuar creciendo, sobre todo de la mano de los productos elaborados o listos para comer, que han experimentado un notable crecimiento durante la pandemia.
Esto significa una mayor necesidad de materias primas, más plantas de elaboración específicas, más tiendas de alimentación y, en base a ello, más requisitos de higiene, esterilización y desinfección para preservar la salud y el bienestar de los consumidores.
En este sentido, el cumplimiento de las pautas higiénicas en el proceso de tratamiento, transformación, preparación, conservación y envasado de la industria agroalimentaria es tan importante como la calidad de los productos que se elaboran.
Algunas empresas de mayor volumen cuentan con sus propios recursos, pero muchas otras confían esta tarea a una empresa como Deyse, que tiene la capacidad de poner en práctica esquemas de limpieza y desinfección profesionales, basados en los principales estándares de calidad alimentaria.
EVOLUCIÓN Y ADAPTACIÓN DEL PLAN DE HIGIENE
En los últimos años, el incremento sobre todo de la comida envasada –ya sea de la mano de marcas especializadas o impulsadas por los propios supermercados– ha ido acompañado de un aumento de la exigencia de la normativa, que ha implicado un incremento de los controles en los puntos críticos del proceso, la mejora de la formación del personal o la realización de test microbiológicos rutinarios.
“Todo esto ha supuesto que la limpieza en la industria alimentaria haya ido evolucionando y perfeccionándose, adaptándose a las nuevas normativas y necesidades. En Deyse tenemos un departamento especializado en industria alimentaria que está constantemente revisando la normativa para incorporarla a los planes de trabajo y mantenerlos actualizados”, comenta David García Vicens, gerente de Deyse.
Y, además, han ido incorporando las nuevas tecnologías para afinar aún más los procesos. “Hemos invertido mucho esfuerzo y recursos en digitalizar los procesos, ya que lo principal es mantener las industrias limpias y desinfectadas, pero también es muy importante la gestión documental de las actuaciones realizadas”, añade, mientras detalla que cuentan con aplicaciones propias en las que los trabajadores disponen de las tareas que deben realizar en cada momento, anotando todo el proceso y poniendo a disposición del cliente toda la información sobre el estado de limpieza al instante.
En una primera fase, Deyse analiza las necesidades específicas de cada cliente, proponiendo mejoras en cuanto a la maquinaria para facilitar el trabajo y mejorar el rendimiento, productos químicos más adecuados al tipo de suciedad que se pueda encontrar, procesos de trabajo más efectivos y eficientes… Todo ello queda detallado en el Plan de Limpieza.
El cliente puede disponer de un plan de limpieza propio o bien encargar a Deyse un plan personalizado que se elabora “a partir de una visita y un análisis exhaustivo del centro de producción, detallando todos los ítems a limpiar y las frecuencias que se consideran necesarias”.
INSTRUCCIONES ESPECÍFICAS Y FORMACIÓN: UN COMPROMISO CON LA CALIDAD
En ambos casos, la figura del técnico de calidad es clave, ya que es quien actúa sobre el terreno y se coordina con el cliente. “En Cataluña, las medidas higiénicas mínimas están marcadas por la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria. Además, las empresas pueden optar por elevar los requisitos en base a otros estándares, sean europeos o para cumplir con certificaciones ISO. Nosotros podemos adaptar nuestro plan de higiene a cada uno de los niveles”, explica Sheila Pedrosa, técnica de calidad de Deyse.
Un plan que incluye las instrucciones específicas sobre cómo limpiar cada una de las zonas de la planta, así como formación para los empleados en seguridad alimentaria, registros de limpieza, controles microbiológicos y auditorías periódicas.
Este plan debe ser específico para cada planta o industria y tener en cuenta las características de cada una de las zonas de elaboración. Y está en constante monitorización.
“Los planes se revisan cada año. En este sentido, se trata de una tarea muy dinámica, porque debemos controlar y adaptarnos constantemente para cumplir con los requisitos, ya sean normativos, de nuevos productos, de mejora de los controles que se llevan a cabo…”, precisa Sheila, que actualmente trabaja en cuatro plantas diferentes, todas ellas distintas: una de materias primas y tres más de producto elaborado, dedicadas a la elaboración de queso, chocolate y comida envasada.
“Tenemos que ser muy concretos y rigurosos, porque cada producto tiene sus necesidades y riesgos”, añade.
De hecho, la seguridad alimentaria cobra una importancia clave en este ámbito, no solo por el bienestar de los consumidores, sino porque un error individual puede tener como consecuencia que toda una planta tenga que detener su actividad.
“Damos mucha importancia a la formación y a las instrucciones de trabajo específicas”, remarca Sheila Pedrosa, que con 12 años de experiencia en este campo asegura que la evolución de las medidas ha sido notable, tanto en lo que respecta a la limpieza y a las muestras microbiológicas de las superficies de contacto, como al control de alérgenos.
“Por ejemplo, en la fábrica de chocolate, la zona en la que se manipula la avellana está aislada y con medidas especiales, para evitar que se produzca una contaminación cruzada con otros productos aptos para alérgicos a los frutos secos”, comenta la técnica de calidad de Deyse.
De este modo, Deyse quiere aportar su granito de arena al crecimiento del sector agroalimentario catalán, que no solo tiene un gran peso económico, sino que es pionero en innovación y tecnología vinculada al producto y a su transformación, según remarcan desde Prodeca. Y, para que siga siendo así, la higiene siempre será un factor decisivo.
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